Porque en Audytax no tenemos una oficina

octubre 16, 2013 a las 8:22 pm

En los últimos años, el avance tecnológico en materia de comunicaciones ha sido explosivo. No sólo eso, el ritmo al que se han adoptado las nuevas tecnologías ha sido también dramático. Los usuarios de Internet alrededor del mundo suman más de 2,500 millones, aproximadamente 35% de la población mundial.

Aunque en el contexto actual es casi imposible imaginar una empresa cuyos empleados trabajen sin Internet o cualquier otra forma de comunicación a distancia, es sólo una minoría la que explota totalmente las ventajas e implicaciones de la tecnología.

La mayoría utiliza la red para promocionarse, para compartir información, para monitoreo a distancia, comercio electrónico, etcétera. Sin embargo, el impacto organizacional de las telecomunicaciones en las empresas sigue siendo limitado.

Muchas compañías de servicios siguen operando con criterios del siglo pasado sin reconocer el salto cuántico que ha experimentado la comunicación a distancia. Imagine a un empleado de una empresa de servicios que todos los días viaja de su casa a su oficina para -desde ahí- despachar con gente dentro y fuera del edificio, algunos, quizá en otro país, mediante teléfono, correo electrónico, mensajes de texto, etcétera. Al final de su jornada, el mismo empleado apagará algunos de sus equipos para hacer el viaje de regreso a su casa.

La cuestión no es menor, este modelo de trabajo implica gastos importantes en términos de tiempo, contaminación, congestionamiento y, muy importantemente para las empresas, el costo de mantener edificios de oficinas.
Hace años, cuando la tecnología comenzó a dotar a las computadoras de mayor inteligencia y conectividad, las computadoras centrales empezaron a extinguirse.

Lo mismo sucedió con los conmutadores telefónicos y las operadoras de éstas: primero empezaron a migrar de las compañías telefónicas hacia las empresas para luego ser sustituidas por números directos o DID. Esta tendencia ha resultado en ahorros y eficiencias.
Con todo, los edificios corporativos sobreviven, pero ¿por qué? El pretexto favorito es la seguridad de la información, pero a medida que la tecnología de encriptación de datos avanza y los sistemas se vuelven redundantes, el punto pierde peso.
Por lo tanto, ya que el trabajo desde casa cada vez tiene menos restricciones tecnológicas, la explicación de la sobrevivencia de las oficinas debe radicar en motivos no económicos. Ciertamente, la oficina no es vista solamente como un lugar de trabajo, sino como un espacio para socializar.

Los también muy humanos juegos de poder son más fáciles de jugar cara a cara. Sin embargo, a medida que las nuevas generaciones se vuelven más diestras en el manejo de las telecomunicaciones, su peso tenderá a erosionarse.

La muerte del modelo tradicional no necesariamente será una pérdida, permitirá a las organizaciones un mayor foco en sus actividades, mejorará la calidad de vida de los empleados, reducirá problemas de vialidad, etcétera.

Cuando eso pase, los ejecutivos de muchas grandes compañías mirarán los enormes edificios corporativos construidos tratando de evitar la incómoda pregunta de ¿a quién se le ocurrió semejante cosa?

Por: Rafael Urquia
http://m.eleconomista.mx/finanzas-personales

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